Ana María Arango: una docente que impulsa a querer la academia

Ana María Arango: una docente que impulsa a querer la academia

Con una fuerte admiración, la mayoría de los estudiantes recuerdan a Ana María Arango, profesora de primer semestre de muchos estudiantes de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, que tuvieron la fortuna que estar sentados en su aula de clases y  empezar a ver las cosas un poco más allá de los hechos. Ana María  es profesora de la universidad desde hace más de 14 años y tiene a su cargo el Seminario de Introducción a  la Ciencia Política en primer semestre y es docente de Metodología y Coyuntura. Además, es analista política del Primer Café, un programa dedicado al humor e información política y de actualidad en Canal Capital. Aunado a ello, es una politóloga estudiada. Ana María se caracteriza por ser una mujer empoderada y sin pelos en la legua a la hora de dar su opinión y de argumentar su punto de vista. Esta docente se define, a través de una entrevista al estilo Marcel Proust. Estas fueron sus respuestas: 

Entrevistador: ¿El rasgo principal de tu carácter?
Ana María: Yo creo que soy extrovertida
E: ¿La cualidad que prefiero en un hombre?
AM: Inteligencia
E: ¿La cualidad que prefiero en una mujer?
AM: Inteligencia
E: ¿Lo que más aprecio de mis amigos?
AM: Lealtad
E: ¿Mi principal defecto?
AM: ¿Uno no más? Hay hijuemil, pues imagínate, el peor de todos es que fumo como una chimenea, pero hay diez mil. Además del defecto de carácter, porque cuando me pongo de mal genio me puedo volar.
E: ¿Mi ocupación preferida?
AM: Enseñar, ser profesora, porque me permite aprender un montón, y conocer gente absolutamente  maravillosa. Una de mis amigas más cercanas  fue mi alumna hace muchos años. He conocido gente absolutamente valiosa, he trabajado en el gobierno y en organismos de internacionales y siempre me encuentro con ex alumnos maravillosos, que me permiten aprender y organizar mis ideas para montar discursos coherentes y lograr transmitir el mensaje que es una de las cosas más difíciles. Lo  que me da ser profesora es ventajas y beneficios maravillosos.
E: ¿Mi sueño de felicidad?
AM: Aristóteles decía que la única obligación de los seres humanos es buscar la felicidad. La parte de buscarla estoy de acuerdo, es saber qué te gusta y sobre todo, qué no te gusta, y estar todo el tiempo buscando hacer lo que quieres hacer. Pienso que la felicidad no es un lugar en el cielo lleno de angelitos. Pienso que es un camino y es el proceso de ir a buscar lo que te gusta hacer, eso ya produce felicidad.
E: ¿Cuál sería mi mayor desgracia?
AM: Que le pasara algo a mi hermanito. Mi hermanito menor de 35 años. Lo he pensado varias veces y ese sería el peor escenario en el que yo me puedo ver.
E: ¿El país en el que me gustaría vivir?
AM: Colombia, porque es el mejor país del mundo. Es un país que me ha dado todo. Gracias a Colombia he logrado educarme, aprender, además conozco gente que le gusta lo mismo que a mí, parchamos en los mismos planes. Yo soy colombiana y literalmente me siento en mi salsa. Pero además, a mí, por ejemplo, me encanta viajar, y  este país ofrece todo. Cualquier plan que quieres hacer, coges un bus, un avión, un carro o unos patines y estas en Caño Cristales que es el caño más hermoso del mundo, pero, además, con un poquito más de fuerza agarras un avión y te vas para Gorgona un lugar totalmente histórico o si estas más fashion te vas para Cartagena. Mejor dicho aquí hay de todo, el que se aburra acá es porque no tiene imaginación.
E: ¿El color que prefiero?
AM: Rojo, porque significa felicidad, alegría y parranda
E: ¿La flor que me gusta?
AM: No tengo una flor favorita, lo que te diga es pura carreta. Me encantan las flores en general, pero no he identificado una en especial.
E: ¿El ave que prefiero?
AM: Los pingüinos, ¿porque a pesar de que no vuelan son aves, cierto?  Además, primero que todo los pingüinos viven en parche y eso me encanta y me parece fundamental en la vida. Aparte, me parecen simpatiquísimos.
E: ¿Mi autor favorito?
AM: El preferido de los últimos años, porque siempre cambio de autor preferido con el tiempo. Hace poco descubrí un peruano que se apellida Bryce Echenique y me presentaron un libro de él que se llama La vida Exagerada de Martin Romaña que me parece totalmente magistral y fenomenal, no sé por qué acá no se conoce tanto. Sin embargo, si me preguntas en unos 2 años, seguro te diré otro.
E: ¿Mis poetas favoritos?
AM: Ay juepucha, poesía vení! Tiempos como hoy, que nos gustan a todos pero que aja! Es un autor común pero que es inevitable… Neruda, en últimas lo poco de Neruda siempre será poco.
E: ¿Mis héroes de la ficción?
AM: Robín Hood! No tiene súper poderes pero es un héroe. ¡Ese man es un bacán!
E: ¿Mis compositores preferidos?
AM: Tengo hijuemil. Digamos que acabo de conocer una nena que es fantástica y se llama Laura Kalop.
E: ¿Mis pintores favoritos?
AM: Digamos… hay un austriaco que se llama Egon Schiele, que es absolutamente fenomenal y fantástico
E: ¿Mis héroes de la vida real?
AM: Hay tanta gente… bueno, hay una enfermera llamada Patricia, que es una de las líderes del movimiento de los trabajadores del San Juan de Dios. Este es un hospital que cerraron y despidieron a todo el mundo; es decir, no les acabaron el contrato, no les pagaron prestaciones ni liquidación, pero ellos durante 15 años siguieron trabajando sin sueldo. La agente pensaría que eso se convirtió en un moridero, ¡pues no! Lo mantuvieron bien, lo aseaban, lo acomodaban le cuidaban la pintura; es decir, mantuvieron el hospital intacto como patrimonio histórico del país.
E: ¿Mis heroínas de la historia?
AM: Manuela Saenz, yo sé que te va a sonar común, pero  en un momento de la historia donde los hombres tenían el poder político, pero además se vino sin el marido, lo dejó en un lugar donde no estorbara, se vino como una espía profesional para sacarle información al man que le gustaba, sin importarle qué dijeran de ella, le saca información y le ayuda a montar la revolución; es decir, sin Manuela no seriamos un Estado independiente. O Policarpa Salavarrieta que a los 22 años logró cambiar la historia de su país. Es decir, hemos perdido el tiempo pelaos.
E: ¿Mis nombres favoritos?
AM: Ustedes porque salen con esas preguntas ola! A ver… Inés, porque hay muy poquitas Inés, no es un nombre muy común. Además, pues así se llamaba mi abuela, un personaje absolutamente maravilloso y he conocido algunas Ineses que tienen en común ser mujeres fuertes.
Para hombre, yo diría…Lorenzo, solo porque suena bonito, es muy sonoro.
E: ¿Lo que odio sobre todo?
AM: Para mí la gente es lo más importante, es decir, lo que más odio está relacionado con la gente.  Odio la mediocridad, este mundo es de ganadores, y para ser un ganador tienes que dar el 110% de lo que uno puede dar, la gente que hace las cosas por hacerlas sin darse cuenta que está desperdiciando su vida; esa gente me emberraca.
E: ¿Personajes de la historia que más desprecio?
AM: Con dudas, tal vez, Pinochet
E: ¿El hecho militar que más admiro?
AM: Yo sé que la guerra es la continuación de la política por otros medios, pero yo soy antimilitarista, esa vaina no me parece ni inteligente ni bacano por ningún lado. No tengo, no podría decir; que los tolero y me parecen necesarios algunos, es cierto, pero no.
E: ¿Cómo me gustaría morir?
AM: Como decían las abuelitas:  ¡de repente! Acostarse y no levantarse y ya, sin darse cuenta.
E: ¿Estado actual de mi espíritu?
AM: Lleno de esperanza, estoy feliz y tranquila.
E: Mi consejo
AM: El de Aristóteles, la única obligación de los seres humanos es buscar la felicidad.
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Diana Carolina Gómez Aguilar

Diana Carolina Gómez Aguilar
Porque eso sí, que no maltraten a nadie en la ciudad, pero a esos campesinos guerrilleros que les caiga todo el peso de nuestras fuerzas armadas, que bien caras nos cuestan.

Somos simples ciudadanos transitando por calles atestadas de carros. Simples ciudadanos que se quejan en las horas pico por el tráfico, por el alcalde, por los huecos en las vías ¡nos quejamos hasta del clima! Y vamos así como posando de informados, de inconformes, pero sin actuar mucho para cambiar la realidad que nos aqueja. También somos simples ciudadanos que olvidaron el campo y esta sí que es una triste realidad.
La sociedad colombiana tiene una opinión procesada. Si en el  noticiero de RCN hablan del Bronx, el Bronx es nuestra única realidad. Si en Noticias Caracol se muestran imágenes de una mujer tomando la justicia por sus manos y desnudando a un presunto ladrón, es un hecho tratado en todo tipo de debates informales y hasta absurdamente celebrado.
¿Qué pasa entonces con esas realidades que a los poderosos de nuestra querida patria no conviene que se muestren? ¿Qué pasa con esa sociedad rural campesina tan relegada y olvidada? Es que al parecer nos afecta más que Peñalosa no tenga un doctorado, que los indígenas estén en un desesperado paro agrario.
No es una locura considerar que no solo Santos pensaba por allá en el 2013 que ese tal paro agrario no existía, al parecer en el imaginario colectivo los indígenas y campesinos no merecen que nos unamos a su lucha como actores llamados a la acción. Porque no somos incluyentes, somos excluyentes, porque al parecer los colombianos solo justifican sus luchas individuales: esas que se graban con la cámara de un celular cuando en la EPS no atienden a un enfermo de gravedad.
El hecho de que no nos escandalice que el gobierno no haya cumplido los acuerdos pactados con los campesinos después de las manifestaciones anteriores –sino que por el contrario envíe al ESMAD a golpear a quienes están en pie de lucha por sus derechos- dice mucho de nosotros como sociedad.
Dice, sobre todas las cosas, que somos una población que de verdad se come el cuento del desarrollo que traen las multinacionales para aprovecharse de nuestro valioso territorio, somos una sociedad que ve a las comunidades indígenas como pobres seres atrasados y hasta llega uno a escuchar que merecen la violencia que están sufriendo por obstaculizar el desarrollo. Porque eso sí, que no maltraten a nadie en la ciudad, pero a esos campesinos guerrilleros que les caiga todo el peso de nuestras fuerzas armadas, que bien caras nos cuestan.
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Anlly León Durán Patrullera Asesinada

Anlly León Durán Patrullera Asesinada

Luto en la Policía por muerte de patrullera oriunda de Aguachica Cesar




Maria José Pelaez ¿Por qué mueren los Wayuu?

Maria José Pelaez ¿Por qué mueren los Wayuu?
La situación de los wayuu me ha venido incomodando a lo largo de estos años. Pero más que la realidad de su problemática el cinismo y la complicidad con la que algunos de los medios de comunicación han tratado el asunto es lo que más indigna y disgusta de todo.

Por favor, colegas, no seamos más partícipes de aquella politiquería que le ha vendido a la gente la idea de que los niños wayuu mueren por la cosmovisión indígena que les impide ir a los centros de salud tradicionales.
Pongamos más bien las palabras como son y dejémonos de eufemismos, porque los niños de la Guajira están muriendo por la incompetencia del Estado y las maniobras, ciertamente dudosas, del Cerrejón. Y no lo digo yo, lo certifica la Defensoría del Pueblo, que para el 2014 realizó un informe donde establece que alrededor de 37.000 casos de desnutrición infantil en la zona son totalmente previsibles de tener una mayor atención estatal.
También lo demuestran la seguidilla de tutelas y alegatos, e incluso la decisión de medidas cautelares que concedió la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en diciembre de 2015, contra el Estado y el Cerrejón, donde advierten que la extracción de carbón a cielo abierto puede producir enfermedades respiratorias y daños medioambientales irreparables. Eso, sin mencionar las 27 fuentes hídricas que, según líderes locales, secaron por completo debido al proyecto de expansión de la multinacional.
Desde luego, todo esto no significa que no sea cierto que muchos adultos de la comunidad han retirado a los menores de los centros médicos, aún bajo la advertencia de grave estado de salud. Sin embargo, lo que también es cierto y vendría bien preguntarnos es por qué la crisis humanitaria se ha incrementado en los últimos años si las prácticas medicinales tradicionales wayuu habían sido autosuficientes para tratar, desde hace siglos ya, la mayoría de enfermedades de la etnia.
La única respuesta que encuentro a esta pregunta es que no hay poder humano ni sociedad alguna que pueda lidiar con el abandono, y mucho menos, con la falta de recursos básicos, como el agua. No hay medicina capaz de suplir el alimento y condiciones de salubridad dignas.
Así que de nuevo, lo que me molesta de todo esto no es tanto que se cuestione la capacidad de los indígenas de curar enfermedades tan graves como la tuberculosis o la malnutrición. Lo que realmente me enferma es que se esconda con esa fachada, además racista y sesgada, el problema real. Pues achacarle la muerte de sus hijos a las madres y familiares wayuu es, por donde se le mire, una frialdad irresponsable.
Solo en condiciones territoriales normales, con agua potable y garantías de cultivo y ganado, podríamos entrar a valorar los demás factores culturales que impiden el desarrollo óptimo infantil, si es que los hay. Pero, por ahora, sólo veo indiferencia, complicidad e irregularidad gubernamental para tratar una crisis que ellos mismos han fomentado.
Recientemente los wayuu marcharon, sosteniendo 41 ataúdes pequeños, por las calles de Riohacha, inconformes con dos situaciones particulares. Primero, la medida de la Fiscalía de judicializar a los padres de la etnia que “dejen” morir a sus hijos. Y, segundo, el ingreso de maquinaria pesada del Cerrejón al Arroyo Bruno con la intención de desviar su cauce, lo que, por experiencia, ya ha producido desabastecimiento en otros casos.
En resumen, aquí hay mucha más tela para cortar que la simple versión de, “los indígenas no llevan a sus niños al médico”. Para nadie es un secreto que la industria minera mueve millones de dólares, y, de ahí, la evidente laxitud de las leyes para regular su impacto social. Por supuesto, multinacionales como el Cerrejón generan cientos de empleos, desarrollo e industria; pero ninguna práctica comercial debería poner en peligro la vida, y ¿si el Estado no nos protege de eso, entonces quién?.
Por mi parte, ¡me cansé de ver ataúdes blancos! por las calles y no decir nada.
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Isabel Cristina Zuleta

Isabel Zuleta ha sufrido amenazas, intento de secuestro y está viviendo en carne propia la criminalización de la resistencia ante EPM y su proyecto Hidroituango.

Hidroituango o la criminalización
de la resistencia


Tres nuevos procesos judiciales abiertos que se suman a otros en curso desde hace cinco años, ataques personales para desprestigiarla y amenazas directas. Esa es la radiografía del acoso en “escala” al que se enfrenta Isabel Cristina Zuleta, líder y vocera del Movimiento Ríos Vivos que pelea desde hace años contra Empresas Públicas de Medellín (EPM) y uno de los megaproyectos hidroeléctricos más grandes que se construyen en Colombia, la represa de Hidroituango, un embalse de 79 kilómetros de largo que afecta a una docena de municipios sobre la cuenca del río Cauca en Antioquia.

Defender el territorio y a sus gentes frente a EPM es una tarea titánica. Esta multinacional antioqueña es casi incontestable el Medellín, municipio al que aporta hasta el 30% del presupuesto público anual. Sin embargo, algunos miembros del Concejo de Medellín están denunciando la renuencia de EPM al control político y, de hecho, la sesión prevista sobre el proyecto Hidroituango no se realizó “porque el gerente de la empresa no se presentó”, denunciaba esta misma semana la concejala Luz Marina Múnera.
El Movimiento no denuncia solo la persecución contra esta lideresa sino el hecho de que lo que está aconteciendo constituye una “judicialización de la protesta social”, una alerta que no es nueva y que se repite en boca de otros colectivos ambientales y de juristas de Colombia que advierten de la criminalización que se hace de los líderes sociales y que termina traducida en muertes y agresiones. El último informe del programa Somos Defensores, alerta de que solo entre julio y septiembre de este año 63 líderes han sido víctimas de algún tipo de agresión que puso en riesgo su vida e integridad y obstaculizó la labor legítima y legal de defensa de los derechos humanos. De ellos, 19 fueron asesinados y 38 amenazados. Estos se suman a las 314 agresiones individuales del primer semestre con 35 asesinatos, 13 detenciones arbitrarias y 9 casos de uso arbitrario del sistema penal. La pasada semana el Colectivo de Abogados José Albear Restrepo llamaba a estar alerta ante “la polarización tras el plebiscito y las amenazas a defensores”.
Imagen de Swed Watch
Imagen de Swed Watch
El colectivo Ríos Vivos conoce bien la situación, pues en los últimos cinco años han sido asesinados dos de sus líderes23 han sufrido amenazas y han tenido seis amenazas colectivas. Los implicados: fuerza pública, ejército, paramilitares… La última en Valdivia, explica la propia Isabel Cristina Zuleta, que ya sufrió un intento de secuestro. “Primero se meten con lo personal para desprestigiar tu voz y después tratan de hacerlo con toda la acción colectiva del proceso, y siguen en el desprestigio personal y, cuando no es suficiente, pasan a las amenazas, y de las amenazas al acoso judicial, y de ahí, al intento de secuestro y la desaparición forzada. Como no pueden acabar con la resistencia la escalada puede terminar en el asesinato o en la cárcel”, denuncia la ambientalista, que lamenta que es una táctica que se repite en muchos otros procesos de resistencia a los megaproyectos que amenazan los territorios.

Persecución policial

El acoso judicial contra Isabel Zuleta, explica el Movimiento Ríos Vivos en un comunicado, arranca en 2013 cuando la organización convocó a una gran movilización en oposición a Hidroituango. Es en este momento cuando se producen las primeras denuncias por parte de Empresas Públicas de Medellín (EPM). Estas denuncias se dirigían contra los manifestantes en general y contra Zuleta en particular. El 16 de marzo de ese año la Policía de El Valle (Toledo) y el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) detuvieron a 80 personas de las que finalmente solo se quedaron con 12, entre las que estaba la vocera del movimiento. El resto de manifestantes se refugió durante ocho meses en la Universidad de Antioquía ante el temor por su integridad física. En ese periodo otros cinco líderes del colectivo fueron denunciados y ni la Defensoría del Pueblo logró que se abriera un diálogo entre el Movimiento y EPM. “El proceso fue archivado por falta no sólo de pruebas sino de acusaciones claras; sin embargo lograron el objetivo inmediato, la protesta que se adelantaba se levantó con la captura”, lamenta el Movimiento.
Los cargos de entonces contra Zuleta fueron los de violación del derecho al trabajo y daños a terceros. El proceso aún esta en curso. Ahora, parte de las nuevas denuncias están relacionadas con las protestas durante la Cumbre Agraria en Antioquia. Y a todo ello se suma otra denuncia en 2015 cuando Isabel Zuleta fue acusada de injurias y calumnias por tres vigilantes de empresas de seguridad privada contratadas por EPM. La denuncia se retiró después de que los vigilantes reconocieran ante la Fiscalía que habían sido “presionados” para que realizaran la denuncia “so pena de ser despedidos”, narra el comunicado.
La vocera del Movimiento dice haber vivido todos este proceso con “rabia”. La rabia que siente ante el “miedo al debate público” de EPM que “no es capaz de decir abiertamente sus intereses y no permite debatir al movimiento. Me angustia que no se pueda dar ese espacio de confrontación de las ideas y que todo tenga que ser mediante la violencia, incluso violencia jurídica”. Y a esa rabia y angustia se suma la que provoca el impacto en la familia, en los compañeros del movimiento, y el desgastes económico, de tiempo y esfuerzo que implican las denuncias, unos procesos que le roban dedicación a la lucha contra las amenazas de proyectos como la represa. “Así no tengan pruebas, lo van a seguir intentando para que ocupes tu tiempo en la banalidad de esos interrogatorios y no dedicarte a defender al río”. Y en medio de esto, “ninguna confianza” en la justicia en Antioquia. Todas las causas abiertas contra Isabel, quien recuerda que algunos jueces y la propia fiscalía se han pronunciado a favor del carácter estratégico de EPM, siguen abiertas.

Un megaproyecto en el Cañón del Cauca

Hidroituango pretende generar 2.440 MW, con un embalse de 79 kilómetros de largo y un muro de 225 metros de altura, que afecta a municipios de las subregiones del Occidente, Norte Bajo Cauca. Impacta sobre algo más de 26 mil hectáreas, resalta el Movimiento Ríos Vivos, en su mayoría de bosque seco tropical, un tipo de bosque que esta en vía de extinción en el planeta.
Hasta el momento se ha ejecutado un 40% de la obra, a pesar de que ha sido sancionada con suspensiones en distintos puntos por incumplimientos en la licencia ambiental expedida por al Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA). El colectivo explica que en la actualidad cursan seis procesos sancionatorios en su contra. En el proyecto trabajan cinco mil obreros, cuenta con cuatro bases militares y gasta “miles de millones en seguridad tanto pública como privada”.
Las denuncias y resoluciones formalizadas hasta el momento ”dan cuenta del mal manejo social” del proyecto, con cientos de personas desalojadas de manera forzosa y no incluidas en listados oficiales de afectados, caminos dañados, medios de vida como el barequeo (extracción tradicional de oro) imposibilitados, amenazas de diferentes actores, daños a cultivos, violaciones al derecho a la libre movilidad y aumento de enfermedades entre los afectados. A ello suman el mal manejo ambiental, “con toneladas de material de excavación arrojado a la cuenca, migración de especies, daños a la fauna y flora”. Isabel Zuleta insiste en que la situación de la población es muy difícil y más ahora que ha empezado la tala del bosque y eso ha hecho que se alcance temperaturas de 40 grados. Ello provoca el desplazamiento de los habitantes que ya no pueden desarrollar su vida normal, pero el Estado no se implica, “no hay una institucionalidad” que aborde el problema porque la respuesta es que el Estado o una obra no desplazan y la Unidad de Víctimas solo atiende los casos de conflicto armado.
1Eso en una zona de Colombia, en el Cañón del Cauca, donde desde el año 2015 se han contabilizado 50 masacres, la mayoría de ellas perpetrada por paramilitares o sus estructuras herederas, según el Movimiento Ríos Vivos, que resalta también que la fuerte presencia militar desplazada allí para contrarrestas a la guerrilla y ‘cuidar la obra’ “ha generado que sea una de las zonas con mayores índices de violencia del país”. Con uno de los municipios más sembrados con minas antipersonas, Briceño; con el único municipio el país declarado como municipio víctima del conflicto, ItuangoPeque, en el que fue desplazada la totalidad de su población, y Valdivia, en donde la presencia de paramilitares es constante, al igual que en Briceño Yarumal. En los municipios reconocidos como afectados por la represa, el 60% de la población es víctima del conflicto, hay cerca de dos mil denuncias sobre desaparición forzada y en la zona de inundación de Hidroituango se encontraron 22 cadáveres. Son los datos que resalta el colectivo para denunciar la situación de vulnerabilidad de la zona.
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https://colombiaplural.com/hidroituango-la-criminalizacionde-la-resistencia/


Margarita Gómez Gómez y Mateo Matamala Neme

Margarita Gómez 23 años Mateo Matamala 26 estudiantes de biología U. de Andes pareja hace 8 meses Viajaron a buscar a ‘María del Mar’ una manatí de 4 meses en los esteros del Río Sinú para desarrollar su trabajo de grado cerca de San Bernardo del Viento en Córdoba pero la muerte violenta injusta que no avisa los sorprendió el 10 de enero de 2011. Asesinados por 2 paramilitares *Urabeños* por orden del comandante 'Julian'



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Zonia Rosero

Zonia Rosero Médica asesinada en 2019 que aspira a la alcaldía de Puerto Asís Putumayo


Después de haber recibido varios impactos de bala en febrero 25 y permanecer 48 horas en pronóstico reservado, falleció de un paro cardíaco la doctora y lideresa Zonia Rosero, en un centro asistencial de Pasto el pasado 27 de febrero. Zonia había manifestado su deseo de participar en los comicios por la Alcaldía de Puerto Asís, Putumayo.
La diputada del Putumayo, Yury Quintero explica que Zonia Rocero ejercía su liderazgo al interior de las comunidades, tanto campesinas como urbanas, sirviendo a las personas a  través de su profesión, "siempre estaba con los jóvenes, las mujeres y las personas mayores de edad, buscaba que fueran atendidos y escuchados".
La doctora Rosero ya había recibido amenazas en su contra, manifestando estar en peligro, "eso estaba muy anunciado, pero hasta que no suceden las cosas, nadie hace nada",  afirma la diputada Quintero, quien también destaca la buena relación que tenía la lideresa con la Fuerza Pública, lo que pudo ponerla en peligro.

EN PUTUMAYO HOY HAY UNA PELEA POR TERRITORIOS

En lo que va corrido del año, en la región se han conocido 25 casos de asesinatos. Entre esos la mayoría de muertes han sido mujeres, de las cuales siete fueron víctimas de homicidio durante el fin de semana pasado.
Estas cifras se suman a las amenazas que han recibido las comunidades de excombatientes que habitan en los ETCR del departamento(Lea también 413 mujeres fueron víctimas de feminicidio en los últimos 3 años)
Según la diputada, el narcotráfico en el departamento está cobrando fuerza debido al vacío que se dejó en el territorio después de la dejación de armas con el grupo Farc y el no cumplimiento de los acuerdos,  "estamos volviendo a  la violencia que se vivió durante el 2002 y el 2004"  agrega Quintero, quien destaca la presencia de diferentes sectores armados como la banda criminal La Constru, el Clan del Golfo, las disidencias y los paramilitares, además de una posible aparición del ELN en la zona.
Asímismo, Quintero afirma que este enfrentamiento por los territorios se siente aún más en las contiendas electorales y que con la muerte de la doctora Zonia Rosero es posible identificar con más fuerza la complicidad, el silencio y la no atención de los sucesos en la región por parte de las autoridades. Sin embargo también los motiva a "alzar la voz y evidenciar lo que está sucediendo en el departamento".
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