Mucho se ha dicho de Taganga desde que es un pequeño pueblo de pescadores de aproximadamente tres mil habitantes, (lo cual es verdad), hasta que es un nido de prostitución y drogas que estaba dominado en apariencia por un israelí de nombre Assi Moosh, llamado por muchos el intocable (cosa que también es cierta). A Dios gracia ya el Israelí no pertenece aquí.
Sin embargo hay otra cara de Taganga , la que agradezco por haber conocido, y de la que poco se habla; se encuentra arriba más allá de la cancha ; bastante alejada del bullicio apartada de la tan conocida discoteca “El mirador” la Taganga que yo conocí es pura alma, lucha por sus derechos, defiende su territorio ; es cálida, amable y acogedora es un café entre más que amigos, hermanos de diferentes madres que debaten el sentido de vivir en una hermosa tierra como esta.
Es emprendedora y tiene muy claro que no necesita más progreso ni multinacionales o empresas nuevas porque ser ella ya es su mayor reto.
Tiene nombre de mujer, pero no indígena como la quieren hacer ver, ella es una mujer raizal si decimos “la Samaria” pues que también sea “la taganga” porque solo una mujer puede ser madre; brindar a sus hijos tantas bellezas acogerlos entre ella y no prometer una tierra mejor porque es Taganga ya la mejor de las tierras, la prometida y el gran amor de sus hijos que la defienden.
No podrá Taganga tener unos mejores hijos sean pocos o sean muchos, ¡tan valientes! capaces de enorgullecer a cualquier madre.
Taganga es realismo mágico.
Taganga, la tierra prometida |
Una sentencia y otros demonios |
Un Óscar con olor a Marimba |
fuente |
https://seguimiento.co/users/elianapretelt |