Laura Angélica Amaya Calderón

Laura Angélica Amaya Calderón

    MSD Universidad de los Andes with expertise in Physiology, Molecular Biology and Genetic Experiencia en farmacovigilancia e investigación y docencia en temas de fisiología animal y biología molecular. Interés en aplicaciones de la fisiología animal y en docencia universitaria
      ADVERTENCIA: No venga a indignarse aquí. Esta columna no es contra nuestro género, es contra de quienes lo empañan. Y si es solapada, con menos derecho.
      La Real Academia de la Lengua Española tiene dos definiciones para las personas solapadas. La primera dice “que está encubierto, que no se manifiesta abiertamente”. Así se comportan algunas mujeres, con altas dosis de astucia y cinismo. Identificarlas es una tarea fácil: son tiernas, extremadamente amables y dispuestas a ayudar, nos envuelven. Le ponen demasiado interés a nuestras vidas y a los novios ajenos.
      Es esa tipa que en Instagram tiene tres mil fotos con el novio y le promulga amor eterno. Pero vaya a su cuenta de Twitter, ahí es donde coge a un tipo y le da ‘Me Gusta’ a todos los trinos para llamar su atención. En Instagram no puede -al menos públicamente, los DM deben ser infinitos- porque esa red social la usa como fachada. Además tiene Tinder y ya eso es mucho. Esa es la solapada: aparenta una vida perfecta, de princesa, pero es la malvada de la historia.
      Pero miremos esta definición: “que por costumbre oculta maliciosa y cautelosamente sus pensamientos”. Y yo le agregaría que los envuelve con versículos de la Biblia, escribiéndolos en cuanto pie de foto, trino, estado, o muro. Ella debe ser la encarnación de la Virgen María y todos deben creer en su espíritu doblegado a Dios, en su dignidad e inmaculada alma. Pura fachada.
      Las solapadas pueden llegar al punto de perversidad de bajarle el novio a la amiga -aunque digámoslo… un tipo respetuoso y fiel jamás se metería con una allegada a su novia-, inventado historias, atizando carbón y generando espacios de confusión. A veces ni le gusta el tipo en cuestión, solo quiere verlos infelices a todos. Pero las encontramos también en la política, donde enredan a sus jefes, demostrándoles supuestos logros laborales mientras están robando importantes sumas de dinero; en las iglesias son las más voluntariosas y colaboradoras porque todo vale en nombre de la fe y en los gimnasios se muestran recatadas y acaban con los instructores, clientes y lo que salga.
      Regada por todos lados, como las ‘bendecidas y afortunadas’, este tipo de mujer podría estar hasta a su lado leyendo esta columna y usted aún no se pellizca. Ojo: de los humanos, la solapada se constituye en sujeto de alta peligrosidad, de la peor clase. Y es que con esa clase de gente uno no sabe a qué atenerse. El arma más poderosa contra ella es ignorarla y no darle cartas con las que puedan jugar con nosotros, porque eso de destaparla le da igual. Aparte de solapada tiene un componente genético de cinismo.
      P. D.: a quien calificaron de solapada en Twitter fue a Claudia López. Yo no digo nada…
      P. D.2.: el Alcalde de Valledupar -¿o su CM?- escribió en Instagram que la Aeronáutica le aprobó nuevos vuelos a ‘Easy Flay’, pero yo no conozco esa aerolínea.
      fuente
 
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